Estimados Lectores,
Alfred Neubauer, un nombre y apellido único en las historia del automovilismo. Su autobiografía, aparecida en 1958 y titulada “Männer, fraseen und motoren” describía sus recuerdos recientes o, mejor dicho, pasó a ser como su testamento; el testamento del llamado “Maestro”. El hombre que había vivido el automovilismo deportivo como pocos, llegando a lo más alto y siendo el mejor ahí arriba.
Nacido el 29 de marzo de 1891 en el pueblo de Neutitschein en el Antiguo Imperio Austro-Húngaro, donde termina sus estudios primarios; hijo único de Karl Neubauer, un fabricante de muebles.
Sus padres mueren jóvenes con lo cual su sueño de estudiar ingeniería se desvanece pronto. Decide ingresar en la academia Traiskirchen, en la vecina Vienna coincidiendo con la motorización del ejército austríaco, demostrando rápidamente sus conocimientos técnicos en dicho ejército.
Acabada la primera Guerra Mundial, Alfred se las ingenió para ingresar en la Austro-Daimler, donde conoció a otro grande despertando su atención, se trataba de Ferdinand Porsche quién lo nombra a cargo del servicio técnico y comenzó a acudir a las carreras. Reconociendo no ser un buen piloto probador, Alfred se traslada a Untertürkeim donde Porsche se hace cargo de la dirección técnica y se lo lleva consigo. Y entonces Alfred, haciendo uso de una mente prodigiosa, diseña un nuevo sistema con banderas y pizarras para dar información a los pilotos, quiénes se contaban hasta ese momento perdidos por los circuitos y sin ningún tipo de estrategia: se convierte en Jefe de Equipo de Carreras.
Después de planificar la estrategia de los coches de carrera e Fórmula y Sport entre 1921 y 1933 y, a partir de 1934 desarrollando íntegramente la estrategia para Mercedes entre 1934 y 1937 para seguir con los coches de 3 litros entre 1948 y 1940, acabando entre 1954 y 1955 cuando Mercedes decide retirarse después de conseguir el campeonato de 1954 y 1955 con Don Juan Manuel Fangio…El resto de la historia es bien conocida por todos.
Pero..qué tenía Neubauer que lo hacían único? Alfred contaba con un carácter especial, de formación militar pero muy comprensivo. Tenía una inteligencia especial para planificar las carreras. Él mismo relataba: no puede figurarse el cúmulo de preocupaciones que caen sobre las espaldas de un director de carrera la mañana de un Grand Prix. Primero, debe sacar de las camas y las bañeras a todo su rebaño. Después, satisfacer los caprichos más singulares en la mesa del desayuno. Te caliente y dulce para el sr. Seaman. Te de la marca Twinning, sino es así, el muchacho no acabará de espabilarse. Un beef steak gigante, bien frito y chorreando sangre por dentro para Caracciola. Lo necesita para ponerse en marcha. Lang debora su media libra de azúcar en terrones cada mañana. Luego les hacía vestir de color blanco su traje de piloto.
Alfred detectaba el momento preciso, daba órdenes en ese preciso momento. Conocía muy bien a su gente. se ocupaba de sus pilotos, de sus mujeres y de los motores. Siempre con su imponente figura. Siempre con su sombrero.
Sería relatando…en el circuito cae sobre mi una montaña de trabajo. Preparar los coches para correr me ha provocado canas prematuras. Los coches con caprichosos como las primas donnas. No tragan un aceite cualquiera ni cualquier carburante ni toleran tampoco cualquier bujía. Aquí tenemos aceite especial para competición, viscoso. Durante la noche anterior, ha de estar colocado encima de la estufa y sólo podrá ser vertido después en el depósito. También hay bujías de recalentamiento, con las cuales se ponen los coches a la temperatura adecuada durante una hora. Luego se cubren los coches con gruesas mantas de lana para evitar que puedan enfriarse antes del momento de la salida. Igual que si se tratara de caballos de pura sangre. Hay bujías especiales para cada carrera, que se colocan y ajustan en este preciso instante. Bujías especiales sólo para elevadísimos valores de temperatura. Bujías que se engrasan inmediatamente si el coche rueda a baja velocidad. Hay carburante especial para tiempo frío o caluroso, mezclado adecuadamente. y sólo cuando me cercioro con absoluta seguridad del humor de San Pedro hoy, vertemos la gasolina en el tanque.
Así era don Alfred….y así se retiró a un pueblito…dónde pasó desapercibido luego de aquel trágico Le Mans...
Sus “verdades” sobre los pilotos:
- Hermann Lang: lleno de rabia. Y el que siente rabia no ha sido jamás un buen piloto. Maltrata el acelerador y los frenos, desgasta la dirección, fuerza en exceso el motor y da contra las cunetas. No es experto en carreras bajo la lluvia. Cuando luce el sol, es imposible ganarle en la salida pero en cuanto comienza a llover, se le moja la pólvora. Yo le curaría ese defecto.
- Tazio Nuvolari: simpático italiano, con la cara de piel, como un indio de pura raza, aparece tranquilo y dueño de si, Brilla, llamativo su jersey amarillo limón. En el hombro izquierdo destaca un amuleto, una tortuga dorada, con una N en el dorso. Es un regalo de Gabriel D’Annunzio, el famoso poeta italiano, amante de la actriz Eleonora Duse.
-Caracciola: toma las curvas como si las trazase con tiralíneas, sabe dosificar con exactitud el gas y los frenos. les un corredor dotado para la lluvia, como no ha habido otro en el mundo. Muchas veces medité sobre ello, intentando deducir en qué radica esa cualidad. Su secreto auténtico son sus ojos de lobo de mar. Puede la lluvia caer a litros sobre su cara, no necesita gafas ni siquiera parabrisas protector. Cuando los demás abandonan porque no son capaces de ver sus propias manos delante de sus ojos, Caracciola sigue impertérrito. La causa de esta singular cualidad no fue determinada con exactitud, los expertos murmuraban algo sobre la especial constitución del ojo. Una falta de sensibilidad del cristalino, una refracción anormal de la lente ocular, que compensaría cualquier entubamiento ocasionado por el agua. Decir hoy lloverá era como decir hoy ganará Caracciola.
-Supersticiones: los grandes del volante son terriblemente supersticiosos. Nuvolari posee su tortuga. Caracola jura por u bonito tití llamado Anatol, al que embarca consigo en cada carrera metido dentro de una cartera de charol de un rojo detonante. Lang es fanático de su herradura dese que tuvo un accidente con su coche de carrera. Dick Seman tiembla delante de cualquier número 13. Siente auténtico terror ante la vuelta 13 de cada circuito, jamás conduce un coche con ese número ni se aloja en una habitación con el número 13.
-Fangio: siempre le respetaba. Un piloto excepcional. Fango recibía antes de cada carrera, una carpeta conteniendo los horarios de cada actividad, reservad de hoteles, menús ofrecidos, caminos de acceso al lugar y una relación del tiempo. Alfred no toleraba un error y sabía que Fango nunca los cometía. Hubo un contacto fuerte entre ambos, basado en el respeto, y el aprecio. Nadie puede parar a Fangio...
Redacción
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