Poseer un coche clásico produce muchas satisfacciones y sus afortunados propietarios lo saben bien. Sentir verdaderas sensaciones de conducción, lucir cromados brillantes, buscar esa pieza que se resiste en ser encontrada para montarla uno mismo, oler la mezcla de gasolina y aceite, salir a hacer carreteras de montaña en día soleado…… Pero si hay una satisfacción que probablemente supera a muchas, es salir con el clásico para hacer un buen picnic.
Como suele hacer todos los años, la Asociación Española de Clásicos Deportivos (AECD), acompañado por el Club TR Register España, organizó su picnic aprovechando un buen día soleado de mayo. El lugar elegido fue Maderuelo, preciosa villa medieval del siglo X de la provincia de Segovia, situado en las orillas del río Riaza donde forma el pantano de Linares. Este es uno de los catalogados como Pueblos Bonitos de España, una villa amurallada plagada de historia, situada sobre un promontorio desde el que hay una vista impresionante sobre el pantano y el valle.
Los veinte coches reunidos a la salida de Madrid, recorrieron los 148 km hasta Maderuelo. Saliendo por la N1, tomaron la salida 116 hacia la SG-232, para inmediatamente seguir por la SG-V.0112 hasta la altura de Grajera, donde se continúa por la SG-V-9113 directo a Maderuelo.
Ya en el destino, esperaba un gran guía vestido de juglar, que acompaño a los asistentes en un recorrido teatralizado interesantísimo por las calles de la villa, la iglesia de Santa María, la de San Miguel, la cárcel, los miradores de la murallas, para terminar junto al pantano en la Ermita de la Vera Cruz. Esta pieza del románico templario merece por si sola la visita a Maderuelo. Contiene una espectacular reproducción de sus frescos, cuyos originales se exhiben en el Museo del Prado. La pradera que rodea la ermita es un lugar perfecto para hacer picnic. Junto a las aguas embalsadas del río, se divisa al fondo la silueta de Maderuelo. Tiene buen aparcamiento y un restaurante al lado para los que no quieran tratos con las hormigas. Pero todos trajeron sus cestas y desplegaron sus tarteras, entremeses y bebidas para compartir entre los amigos.
El día de picnic resultó fantástico y a la vuelta los clásicos pedían un poco de guerra. Seguir la SG-945 junto al rio Riaza hasta Ayllón y desde ahí a Riaza para conectar la N1 tomando la N-110, era una buena alternativa. Quedaba comprobado una vez más, que salir un día de picnic con los clásicos y los amigos, es uno de los mejores planes que pueden hacerse.
JUAN JORDANO
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