Estimados Lectores,
Cuando hablamos del Rally de Montecarlo y la participación de Citroën, nos viene a la memoria aquellos memorables triunfos del ID19 y el DS21 en los años 1959 y 1966 respectivamente. En tiempos más recientes recordaremos el triplete del 2003 con Loeb / McRae / Sainz y la supremacía Loeb-Elena para los años sucesivos.
Pero en esta historia -tan real, como divertida de relatar-, les contaremos lo que parecería imposible: correr el Rally con un Autobús y ganar la categoría!!
Aprovechando el lanzamiento del nuevo Autobus Citroen, el piloto de carreras de resistencia François Lécot, le propone a André Citroën la idea de correr la 13a edición del rally de Montecarlo con uno de los nuevos Autobuses Citröen Type 45 que la marca francesa acababa de lanzar. La reglamentación lo permitía y André Citroën además de aceptar la propuesta, quedó encantado con la idea de promocionar uno de sus nuevos productos.
André Citroën era un visionario en el tema de marketing y publicidad, (la Torre Eiffel había llevado su marca durante años, los cruceros “Amarillo”,”Negro” y “Blanco” habían conmovido a la opinión pública con sus aventuras, los juguetes conquistaron a los niños y la Petite Rosalie marcaba record tras record), pero en esta oportunidad iba más allá y creaba el marketing a nivel deportivo.
En enero de 1934 el Autobús ya estaba inscripto al mando de la dupla Lecot/Penaud y entre las alocadas ideas previas a la carrera, se contemplaba la de llenar el autobús con modelos vestidas con ropa de los principales diseñadores franceses para dar aún más show a la aventura. Pero a los fines prácticos las jóvenes modelos no iban a ser de mucha ayuda si el autobús tenía problemas durante la prueba, así que se optó por formar una tripulación total de diez mecánicos y copilotos, todos con experiencias en otros rallyes, incluyendo los famosos Cruceros “Negro” o “Amarillo”.
De esta manera, el autobús Citroën Type 45, que era un modelo de pre-producción fabricado en la usina de Javel , quedaba inscripto en la competencia con el número 144.
En aquellos años, el rally comenzaba con un recorrido de concentración desde Varsovia hasta Montecarlo, limitado a 40 km/h y 50 km/h para los últimos 1.000 km, hasta pasar el corte de la etapa de clasificación.
La carrera duró 2456 km iniciándose en Polonia (Varsovia y luego Cracovia), pasando por Checoslovaquia (Praga), Alemania (Frankfurt), Francia (Estrasburgo, Lyon, Avignon) para terminar finalmente en Montecarlo.
A pesar del frío y de los caminos inundados por la lluvia, el Autobús llegó, clasificó y terminó la prueba, ganando, obviamente, en su categoría por ser único participante. La clasificación final lo pondría en el puesto 98 con una duración de carrera de 59hs y 30 minutos. Pero al margen de las estadísticas, lo importante era que el nuevo producto Citroën cumplió con creces su objetivo, demostró confiabilidad y marcó un hito en la historia de esta competencia.
Antes de llegar a Monaco para la entrega de premios -realizada de la mano de Louis II (por entonces Príncipe de Mónaco)-, el autobús fue lavado y su tripulación se cambió la ropa de fajina, vistiendo unos elegantes trajes, contrastando con los otros equipos (embarrados y con su vestimenta aún de carrera), para el asombro del público presente y trayendo un poco la reminiscencia de aquella primitiva idea de las modelos y sus vestimentas de lujo.
De regreso a París, tuvieron su momento de gloria en cada una de las localidades que encontraron a su paso, celebrando así esta nueva proeza obtenida.
La repercusión de este autobús fue tal, que tres años después, Mercedes-Benz copió la idea y participó también con uno de sus autobuses.
Una última anécdota sobre Montecarlo 1934.
Si hasta aquí les pareció sorprenderte la participación de un autobús en este tipo de carrera, lo fue aún más la participación de otro Citroën inscripto con el número 145: Un Citroën Kégresse conducido por el mismísimos Alphonse Kégresse !!!, pero eso ya es otra historia…
Alejandro Beiroa
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