La historia comenzó en la primavera de 1968, Don Alfredo Pizzi el párroco de la localidad de Casumaro, a menos de 50 kilómetros al norte de Bologna, invitó un par de jóvenes de la localidad a acompañarle a visitar a unos familiares en la localidad de Sant 'Agata Bolognese a bordo de su Fiat 500. Tras el breve viaje de 30 kilómetros, pararon en casa de los padres de Alfredo, situada en la Via Modena. Muy cerca de ahí se encuentra la fábrica de Lamborghini, donde en esos momentos se descargaban las carrocerías de los Miura recien llegadas de Turín. Uno de los jóvenes que acompaño a Alfredo, sintió curiosidad y quiso acercarse a ver las carrocerías con más detalle. En un momento, el joven estuvo ayudando a llevar los carros que portaban las carrocerías al interior de la fábrica. Al principio nadie se dio cuenta del inesperado voluntario, pero a la hora de salir de la fábrica se dieron cuenta que el chico no era un empleado. Le hicieron pasar por el control de seguridad a explicar que hacia por allí. El joven respondió que le habían llamado la atención ese coche tan bonito y le gustaría saber más de aquellos autos. El guarda de seguridad que se llamaba Andrea Zambelli le dijo que si era mecánico, en la fábrica estaban buscando empleados. De este modo le ofreció una solicitud de empleo para la fábrica.
Unas pocas semanas más tarde, el 22 de abril de 1968, el chico que sintio curiosidad por los Lamborghini Miura comenzó a trabajar en la fábrica. ¿ Su nombre ? Valentino Balboni.
Yo mismo viaje a Italia desde Suiza por carretera junto con un amiga que llevó sus dos Lamborghini para no perderse la celebración y de paso poder conseguir la firma de Valentino en sus dos vehículos.
El primer día visitamos el museo de la fábrica de Lamborghini, el establecimiento Pagani y el museo de Ferruccio Lamborghini. El segundo día hicimos una ruta por el paso de la Futa y la Raticossa camino de las Termas Tettucio en Montecatini. Este lugar es muy especial en la historia de Lamborghini debido a que fue aquí donde Ferruccio organizó un concurso de elegancia para presentar sus modelos a finales de los sesenta. De hecho, cuando llegamos allí, una foto que recordaba uno de esos concursos presidia el lugar. Frente a esa foto se colocaron los siete Gallardo edición Valentino Balboni junto a los vehículos más antiguos que fueron al evento, un par de Miuras y dos 400 GT.
Por la noche se celebró la cena de gala donde 2 Lamborghini Miura nos dieron la bienvenida en el restaurante. Valentino asistió a la cena acompañado por su familia y muchos de sus amigos. Se le hicieron varios regalos de parte de los presidentes de los Club de Lamborghini presentes. Pero lo que verdaderamente le emocionó fue la sorpresa que le dieron sus amigos y colaboradores de todos su años en Lamborghini. Valentino fue uno por uno a todos los invitados de la cena entregándonos un bonito álbum con algunas de las fotos y además nos contó algunas de las mejores anécdotas de sus años de trabajo.
Valentino quiso agradecer nuestra presencia con estas palabras: "Vinieron a mí hace unos meses con esta idea, pidiendo mi aprobación. Los organizadores estaban seguros de que sería un éxito, pero no estaba convencido, y más de una vez les dije que, en mi opinión, estaban desperdiciando su dinero. Resulta que estaba equivocado, absolutamente equivocado. Si no los hubiera visto con mis propios ojos, nunca hubiera creído que 70 autos, de todo el mundo, serían traídos aquí para este evento de tres días para celebrar mi "historia de amor" de 50 años con Lamborghini. Mirando a los autos que han traído desde Australia o Estados Unidos, o conducidos desde Noruega (10 de ellos), solo para honrarme, me siento bastante abrumado. No tengo idea de cómo puedo pagar esta muestra de afecto ".
El último día comenzó con la despedida de algunos de los participantes que tenían un largo camino de regreso a sus lugares de origen, para el resto otra memorable comitiva de Lamborghini hasta el circuito de Varano, muy cerca de la ciudad de Parma. Tras el brefing de seguridad e instrucciones del propio Valentino, los participantes se dividieron en grupos de unos 10 coches para acceder a la pista para dar rienda suelta a las prestaciones de los vehículos con seguridad. Pese a que en un principio a mi amiga no le entusiasmo la idea de entrar al circuito con su Murciélago, se animo cuando vio al resto rodar en pista. En un las últimas tandas, a punto estuvo de ser alcanzada por mis nuevos amigos venezolanos al volante de su recién adquirido Miura. Ellos si que le apretaron de lo lindo.
Tras soltar adrenalina en el circuito, iniciamos nuestro camino de vuelta hasta Suiza.
Informa desde Italia Sergio Calleja - Sport Classic Car.
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