La primavera hay que aprovecharla y no estamos para dejar pasar un fin de semana sin disfrutar de los clásicos con los amigos. Así que la Asociación Española de Clásicos Deportivos (AECD) junto al Club TR España prepararon un plan completo. El objetivo, ir a la antigua ciudad arévaca de Segontia, hoy Sigüenza, para pasar el sábado visitando su imponente catedral, iglesias y callejuelas, para terminar almorzando en su espectacular castillo Parador de Turismo. El plan incluía, para quien lo desease, quedarse a saborear la noche en un entorno medieval, terminando con un buen cenar y un mejor dormir, para estar listos el domingo con intenciones de hacer una gran ruta por las sierras norte de Guadalajara.
En un día realmente primaveral, se reunieron en el parque de la Alameda de Sigüenza veintidós clásicos, los que previamente disfrutaron conduciendo por la carretera que conduce a Jadraque y la CM-1101 que bordea el arque natural de Rio Dulce. El recorrido por Sigüenza, su historia y monumentos, fue tranquilo e ilustrativo, ascendiendo poco a poco hasta el castillo. Allí esperaba un buen almuerzo castellano en el ambiente señorial del Parador de Turismo. Casi la mitad de los asistentes que se quedaron a dormir, pudieron disfrutar del paseo nocturno bajo la luna llena y una cena de lujo preparada por el chef Enrique Perez en su restaurante El Doncel, un buen candidato a estrellas. Entre torreznos finísimos por los cuatro costados, foie entre algodones, callos de bacalao y sopa de chocolate blanco, se improvisó la ruta del día siguiente.
Aunque improvisada, la ruta del domingo pareció hecha por un profesional, pues la serranía de Guadalajara es siempre un acierto por la mucha posibilidades que tiene. De entrada, paradas en Palazuelos y Carabias, dos enclaves cercanos a Sigüenza saliendo por la CM-101, que merecen la pena visitarse por sus joyas románicas. Siguiendo la misma vía, el nuevo destino fue Imon, que alberga unas impresionantes salinas que durante siglos cargaron las arcas de los reyes y reinos que las poseyeron. Siguiendo camino se encuentra Atienza, villa cargada de historia que bien merece una etapa. De nuevo en ruta, desvío por la GU-213 para llegar a Albendiego y visitar su Ermita de Santa Coloma, sin duda uno de los templos románicos más bellos de España. Y desde ahí, hasta Condemios (de Arriba, de Abaja), para tomar la G-151, llegando a entroncar con la CM-1006 dirección sur con destino a Cogolludo. Se disfrutó muchísimo conduciendo en solitario los clásicos kilómetros y kilómetros, por unas carreteras muy de montaña y bastante buen piso, donde no se cruzó ni un solo coche.
A tres kilómetros antes de entrar en Cogolludo esperaba visita a la finca y bodega Rio Negro. Una hermosa propiedad que elabora vinos únicos criados a más de mil metros de altura, donde degustamos su exclusivo gewürztranimer recordando el precioso recorrido realizado. En Cogolludo, ya estaba listo el exquisito cabrito de El Saboya que estaba reservado para almorzar. La jornada fue de esas para recordar y el recorrido para recomendar. El norte de Guadalajara os va a sorprender siempre.
JUAN JORDANO
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